Plato marroqui: una guía deliciosa para los turistas que visitan Marruecos
Desde el momento en que pones un pie en Marruecos, el país comienza a hablarte a través de sus sabores. La cocina marroquí, conocida mundialmente por su complejidad y riqueza, no es solo una experiencia culinaria: es una inmersión cultural. Cada plato marroqui representa una mezcla de influencias bereberes, árabes, andaluzas y francesas que reflejan siglos de historia.
En esta guía diseñada para los viajeros más curiosos y exigentes, descubrirás los platos que no pueden faltar en tu visita. Te ofrecemos una ruta sensorial por los sabores más representativos de Marruecos, con consejos locales y recomendaciones exclusivas que harán de tu experiencia algo inolvidable.
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1. Cuscús: el emblema de la hospitalidad
El cuscús es el plato nacional de Marruecos. Aunque muchos lo asocian con algo simple, en realidad es un arte transmitido de generación en generación. Se cocina tradicionalmente al vapor durante varias horas, impregnando los granos de sémola con el aroma de un guiso de carne y verduras que burbujea debajo.
En muchos hogares, el cuscús se sirve los viernes después de la oración, como símbolo de unión familiar. Su textura ligera y su sabor equilibrado lo hacen ideal tanto para principiantes como para gourmets.
Recomendación exclusiva: Reserva en un riad tradicional y pide un cuscús casero acompañado de leben (leche fermentada) para una experiencia completamente auténtica.
2. Tajín: la joya lenta del fuego en el plato marroqui
El tajín no solo representa la cocina marroquí, sino también su filosofía de vida: paciencia, armonía y respeto por los ingredientes. Cocido lentamente en un recipiente de barro, este guiso combina carnes, verduras, frutas secas y especias, logrando un equilibrio perfecto entre dulce y salado.
Cada región tiene su variante, y no hay dos tajines iguales. El aroma que emana del tajín al destaparlo es parte del ritual que todo viajero debería vivir al menos una vez.
Variantes que debes probar:
- Tajín de ternera con albaricoques y almendras.
- Tajín de pescado con tomate, comino y limón confitado (muy típico en las ciudades costeras como Essaouira).
3. Pastela: sofisticación en cada bocado
La pastela es un plato reservado para celebraciones especiales. Se trata de una mezcla de carne desmenuzada (pollo, paloma o mariscos), huevo, almendra molida y especias envuelta en masa filo y espolvoreada con azúcar glas y canela. Esta combinación inusual de sabores salados y dulces puede sorprender al principio, pero conquista con rapidez.
Dónde probarla: Los mejores restaurantes de Fez y Rabat ofrecen versiones refinadas que respetan la tradición y apuestan por la elegancia.
4. Harira: el alma líquida de Marruecos
Mucho más que una sopa, la harira es una institución durante el Ramadán. Rica en nutrientes, combina tomates, lentejas, garbanzos, carne de cordero, fideos finos y hierbas frescas. Es reconfortante, saciante y profundamente sabrosa.
Aunque tradicionalmente se consume al anochecer en Ramadán, muchos cafés la ofrecen durante todo el año, acompañada de dátiles y chebakia, un dulce frito con miel y sésamo.
5. Mechoui: el ritual de la carne en el plato marroqui
El mechoui es un cordero asado entero, cocido lentamente en horno de leña o bajo tierra. Es típico de celebraciones grandes y festines familiares. Su carne es tan tierna que se sirve sin cuchillo, deshaciéndose con solo tocarla.
Consejo gourmet: Si estás en Marrakech, visita uno de los restaurantes especializados cerca de Jemaa el-Fnaa y pide mechoui servido con sal y comino.
6. Zaalouk y otras mezze: el arte de los entrantes
El zaalouk es una ensalada cocida de berenjena con tomate, ajo y especias. Forma parte de una familia de pequeñas entradas conocidas como mezze, que se sirven al inicio de una comida.
Otras delicias que puedes encontrar incluyen:
- Taktouka: ensalada de pimientos asados y tomates.
- Carottes au cumin: zanahorias aliñadas con comino y limón.
7. Bissara: desayuno nutritivo del plato marroqui
En las ciudades del norte como Tánger o Tetuán, la bissara es el desayuno predilecto durante los meses más fríos. Este puré espeso de habas se sirve caliente, con aceite de oliva virgen y una pizca de comino.
Sugerencia de experto: Disfrútala con pan khubz recién horneado y un té fuerte a la menta para comenzar bien el día.
8. Maakouda: el sabor de la calle
Las maakouda son croquetas de patata con especias, a veces con relleno de atún o carne, fritas hasta quedar crujientes por fuera y suaves por dentro. Son un clásico del street food marroquí.
Tip de viajero: Pídelas en bocadillo dentro de pan marroquí y acompáñalas con harissa para un toque picante.
9. Té a la menta: el símbolo de la bienvenida
Ningún viaje está completo sin una taza de té verde con menta, endulzado con generosidad y servido con estilo. Se bebe en todas las ocasiones: tras las comidas, durante las conversaciones o simplemente como gesto de hospitalidad.
Momento ideal: Al atardecer, en una terraza con vistas al desierto o al mar, mientras escuchas el llamado a la oración resonar desde la medina.
Consejos para disfrutar plenamente de la gastronomía marroquí
- Busca restaurantes frecuentados por locales: La autenticidad se encuentra fuera de los lugares turísticos.
- No temas a la comida callejera: Sigue tu olfato y observa dónde comen los residentes.
- Aprende algunas palabras en darija (dialecto marroquí): Un “choukran” (gracias) siempre es bien recibido.
- Reserva experiencias culinarias privadas: Muchos riads ofrecen cenas tradicionales con explicaciones culturales.
- Experimenta un hammam antes de la cena: Te abrirá el apetito y te conectará aún más con la cultura marroquí.
Cada plato marroqui es una historia que merece ser contada y saboreada. Marruecos no solo se visita: se vive, se huele, se prueba. Para los viajeros que buscan más que una simple postal, la gastronomía es la clave para entender la verdadera esencia de este país mágico.
Si estás planeando tu viaje, hazle un lugar de honor a la cocina en tu itinerario. Porque en Marruecos, comer no es un acto rutinario, es una celebración de la vida.
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